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Gastromotiva

Actualizado: 30 abr 2020

Una pequeña historia de una gran familia que utiliza la comida para transformar vidas, incluida la mía. //English Below//

//English Below//

Era el mes de agosto del año pasado, y por aquel entonces trabajaba como camarera en un bar de tapas en Sevilla. Un día llegué del trabajo a la casa de mi amiga y vecina Jenna que me estaba dejando su piso para vivir durante una semana. Eran como las 3 de la mañana cuando aterricé en la cama, el servicio ese día había sido muy fuerte. Es más, me dolían tanto los pies, que apenas podía dormir...


Por ello, cogí el móvil, para investigar algo más de la obra social que se estaba haciendo por Río de Janeiro. Noviembre iba a llegar rápido y tenia que organizar mi viaje con un poco más de detalle.


Hoy en día, Instagram funciona bastante bien para obtener este tipo de información, así que me puse a buscar y al poco tiempo di con una organización llamada #Gastromotiva. A medida que leía e investigaba, más me gustaba, tanto es así, que me gasté todos los datos que tenía en el móvil aquella noche, ya que mi amiga había dado de baja su wifi. Pero mereció la pena, ya que el trabajo que realizan me dejó totalmente hipnotizada.


Gastromotiva

‘’Fundada en 2006, por el chef y emprendedor social David Hertz, Gastromotiva forma parte de los creadores del Movimiento de Gastronomía Social, una iniciativa global que reúne personas, proyectos, empresas, universidades, agencias internacionales, gobiernos y la sociedad civil en torno al poder transformador de la comida. El hambre, el desperdicio, la falta de oportunidades, la obesidad y la malnutrición son retos globales que exigen acciones conjuntas. A partir de la experiencia adquirida durante más de una década de trabajo y del impacto social generado en Brasil, México, Sudáfrica y El Salvador, Gastromotiva continúa transformando vidas en los lugares en donde participa, ampliando cada vez más su visión y su acción global de cooperación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU’’


Esta es la presentación que nos hacen en su página web. ¡Qué maravilla! había encontrado un grupo de gente que compartía mi sentir. Personas con los mismos objetivos que los míos, con años de experiencia y con ganas de combatir esos retos tan importantes.

Esa noche, al ver su trabajo, las fotos, los vídeos de toda la ayuda que estaban logrado, me inspiraron y me hicieron soñar, soñar a lo grande.


Dentro de todos sus proyecto hubo uno que me llamó la atención: el Reffetorio Gastromotiva, un restaurante-escuela donde forman a alumnos de manera gratuita y la comida que realizan se la ofrecen a personas que viven en la calle. Y por si fuera poco, la mayoría de ingredientes que utilizan son alimentos que están a punto de caducar, y que cadenas de supermercados o tiendas especializadas tirarían a la basura. De esa manera, combates el desperdicio de los alimentos, enseñas a jóvenes que quieren cocinar, y das de comer a personas que lo necesitan. El concepto es simplemente e-s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r.

Sin pensarlo dos veces, me dije que yo tenía que conocer a esta gente de alguna manera. En su página web vi que aceptaban voluntarios, ¡que guay!, así que les escribí con ayuda del traductor. Como a los pocos días no tuve respuesta, les escribí por Instragram, y me dieron el correo correcto. Y de nuevo les escribí, pero ahí se quedó la cosa… Mi gozo en un pozo…


Llegamos a Brasil a primeros de noviembre, y al segundo día, un lunes, conocimos a dos personas clave, Alex (su historia será contada más adelante) y Adriel. Hablando con ellos, de su historia y su pasión por la cocina, aunque más concretamente por el pan, Adriel, nos comentó que el miércoles iba a trabajar como voluntario en un sitio que da de comer a personas en la calle. Mientras lo escuchaba me decía a mi misma, "Tu verás…" A esto que le pregunto que dónde era y me dijo que en un sitio llamado Gastromotiva.


"¡No puede ser!"- le dije. "Yo escribí en Agosto también para ser voluntaria pero al final no pudo ser". Adriel me comentó que había mucha gente que se apuntaba y que la lista de espera era larguísima. Él se había apuntado incluso antes que nosotras. Bueno, visto de esa manera... es una buena noticia que haya tanta gente que quiera ayudar.


No se como pasó, pero al final Alex se enteró que nos hacía ilusión ir a este sitio, y nos comentó que él conocía de primera mano a los responsables y que los llamaría para ver si podían hacer una excepción. Ese día fue un lunes, pues el miércoles ya estábamos apuntados Adriel (que ya estaba en la lista), mi compañera y amiga Megan y yo.


Contactos, contactos, ¿qué sería la vida sin los contactos?


« Hay personas que se emocionan cuando consiguen entradas para ir a un concierto, otros para un partido de fútbol, yo ese día me sentí muy emocionada y privilegiada de poder conseguir un pase VIP para ser voluntaria ».

¡¡Toma, Toma ,Toma!!


Cuando llegamos Charlotte, una chica muy simpática de Luxemburgo, nos explicó todo el funcionamiento y la historia del Refettorio, fue genial poder conocer todo con más detalle.

David Hezt, promotor de Gastromotiva, conoció a Massimo Bottura (uno de los mejores chefs del mundo, por no decir el mejor) y juntos empezaron a hablar y a plantear este proyecto, y en tan solo 55 días, se construyó este local. Menuda locura.

Nuestro trabajo como voluntarias consistía en ser camareras, servir los platos que los jóvenes estudiantes habían preparado y atender a los 99 comensales que aquella noche acudirían para cenar.


Antes de eso, nuevamente se nos dio una charla de la historia y objetivos de aquel lugar y nos dieron indicaciones sobre cómo realizar el trabajo. En ese momento nos comentaron que estaban agradecidos por tenernos porque en el último minuto 3 voluntarios cancelaron su presencia. ¡Qué bien que nosotros pudimos estar ahí para ayudar!

Empezaron a llegar los beneficiaros, hombres, mujeres, niños… 99 personas con ganas de una buena cena. Cuando iban llegando se podían ver en su rosto mucha seriedad y en algunos tristeza, pero qué bonito era poder ver sus sonrisas y su gratitud cada vez que le ponías un plato en su sitio.


De manera ordenada, teníamos que servir el primer plato, retirarlo, servir el segundo, retirarlo y lo mismo con el postre. Mientras servíamos, algunas personas hablaban contigo y te preguntaban cosas. De manera curiosa puedo contar que hubo un hombre que de repente me paró y me hizo una pregunta:


Tu veux être ma petite copine? (en francés: ¿te gustaría ser mi novia?)

esa pregunta me hizo tener otras preguntas:

- ¿dónde aprendió este brasileño esta frase?

- ¿como sabía este hombre que se hablar francés?

y la más importante,

- ¿qué se supone que debo de responder a esa pregunta?


No es la primera vez que me lo preguntan, pero sí de esa forma...

Opté por sonreirle y reír con él, y en ese momento me cogió la mano y me dio un beso en la mano izquierda, todo un caballero. Su sonrisa, sin apenas dientes, y su buen rollo son difíciles de olvidar.

Una de las primeras cosas que tienes que saber cuando viajas a Brasil, es que el agua no es potable, que siempre hay que beber agua embotellada o filtrada. Durante la reunión nos comentaron que podíamos servir todo el agua a voluntad de los beneficiarios. Fácil, si te pedían agua tu les servías, y si te daban su botella, se la rellenabas. Te comentan que estas personas no tienen fácil acceso al agua potable, retienes la información, y lo entiendes, tiene sentido.


Pero entender algo es muy diferente a poder percibirlo. Fue duro ver la sed que tenían todas aquellas personas. Era la primera vez que veía a personas tan sedientas. Cada vez que pasaba con la jarra de agua para rellenar los vasos, de manera casi desesperada, muchas personas me pedían agua. En ese momento, no solo entendí el problema, fui capaz de sentirlo. Ese agua, para algunas personas era la única que habían tomado en todo el día, para otros la única potable en algunos días.


Fue ahí cuando entendí que el agua era incluso más importante que la comida que servíamos. Por ello, durante un tiempo, dejé de ir a por más platos y me dediqué a rellenar jarras de agua. No iba a esperar que fueran ellos los que me lo pidieran, iba a tomar yo la iniciativa y preguntarles si querían más agua. Mientras lo hacía me di cuenta que había algunas personas que querían agua, pero que no se atrevían a pedirla.


No sé cuántos litros servimos entre todos, pero esos litros han marcado un antes y un después en mi concepto del agua, entendiendo mejor su importancia y provocando en mí un agradecimiento especial por tener agua potable cada día e intentar tener un consumo más responsable de la misma.


Mientras todo ello ocurría, vi un hombre llegar a aquel lugar, lo miré atentamente y me dije… no puede ser… ¡David está aquí!


Desde agosto lo sigo en las redes, estoy pendiente de sus movimientos y trabajo. Es un soñador, su trabajo, su esfuerzo a mi me inspiró bastante. Me encanta ver como personas alrededor del mundo quieren luchar por lo mismo que yo, y sobretodo ¡me encanta ver cómo lo consiguen!


Tengo que hablar con él… en español, inglés o hasta en portuñol, poco importa, pero tenía que decirle algo. Es verdad que podría haber aprovechado para contarle mi proyecto, mi idea, mi sueño...Después de todo, es alguien con experiencia y muchos contactos…


Pero no, yo lo único que quería en ese momento era simplemente darle las gracias. Gracias por luchar, por trabajar duro y hacer de éste un mundo mejor. Gracias por utilizar la comida para transformar vidas.


Desde aquí le deseo una larga vida a Gastromotiva, que no dejen de seguir trabajando y que la comida siga transformando nuestras vidas.


Gracias por dejarme ser parte de vuestra familia, ¡aunque sólo fuese por un día!


//English//

Gastromotiva

A little story of a big family that uses food to transform lives, including my own.

It was August last year, and at that time I was working as a waitress in a tapas bar in Seville. One day I came home from work to my friend and neighbour Jenna who was leaving me her flat to live in for a week. It was about 3 a.m. when I landed in bed, the service that day had been very strong. What's more, my feet hurt so much, I could barely sleep... So, I took my mobile phone, to investigate some more of the social work that was being done in Rio de Janeiro. November was coming fast and I had to organize my trip with a little more detail. Today, Instagram works pretty well for this kind of information, so I started looking and soon after I found an organization called #Gastromotiva. As I read and researched, I liked it more and more, so much so that I used up all the data I had on my cell phone that night, since my friend had turned off her wifi. But it was worth it, since the work they do left me totally hypnotized.


Gastromotiva Founded in 2006 by chef and social entrepreneur David Hertz, Gastromotiva is one of the creators of the Social Gastronomy Movement, a global initiative that brings together people, projects, companies, universities, international agencies, governments and civil society around the transformative power of food. Hunger, waste, lack of opportunity, obesity and malnutrition are global challenges that require joint action. Based on the experience gained during more than a decade of work and the social impact generated in Brazil, Mexico, South Africa and El Salvador, Gastromotiva continues to transform lives where it participates, increasingly expanding its global vision and action in cooperation with the UN Sustainable Development Goals. This is the presentation they make on their website. How wonderful! I had found a group of people who shared my feelings. People with the same objectives as mine, with years of experience and with the desire to fight those important challenges. That night, when I saw their work, the photos, the videos of all the help they were achieving, they inspired me and made me dream, dream big. Among all their projects there was one that caught my attention: the Reffetorio Gastromotiva, a restaurant-school where they train students for free and the food they serve is offered to people living on the street. And as if that weren't enough, most of the ingredients they use are food that is about to expire, and that supermarket chains or specialized stores would throw away. That way, you fight food waste, teach young people who want to cook, and feed people who need it. The concept is simply s-p-e-c-t-a-c-u-l-a-r.

Without thinking twice, I told myself that I had to meet these people somehow. On their website I saw that they were accepting volunteers, how cool, so I wrote to them with the help of the translator. A few days later I didn't get an answer, so I wrote to them through Instragram, and they gave me the right email. And again I wrote to them, but that was it... My joy in a well... We arrived in Brazil in early November, and on the second day, a Monday, we met two key people, Alex (his story will be told later) and Adriel. Talking to them about their story and their passion for cooking, but more specifically for bread, Adriel told us that on Wednesday he was going to work as a volunteer in a place that feeds people on the street. As I listened to him I said to myself, "You'll see..." I ask him where it was and he says it was a place called Gastromotiva. "It can't be!" - I said. "I wrote in August to volunteer too but in the end it couldn't be." Adriel told me that there were many people who signed up and that the waiting list was very long. He had signed up even before us. Well, that way... it's good news that there are so many people who want to help. I don't know how it happened, but in the end Alex found out that we were looking forward to going to this place, and he told us that he knew the people in charge first hand and that he would call them to see if they could make an exception. That day was a Monday, because on Wednesday we were already signed up Adriel (who was already on the list), my partner and friend Megan and me. Contacts, contacts, what would life be without contacts?

« There are people who get excited when they get tickets to go to a concert, others for a football match, I felt very excited and privileged that day to be able to get a VIP pass to volunteer. ».

Yes, yes, yes!!! When we arrived Charlotte, a very nice girl from Luxembourg, explained to us all the operation and history of the Refettorio, it was great to know everything in detail. David Hezt, the promoter of Gastromotiva, met Massimo Bottura (one of the best chefs in the world, if not the best) and together they started to talk about this project, and in only 55 days, this place was built. What madness.

Our work as volunteers consisted of being waitresses, serving the dishes that the young students had prepared and attending to the 99 diners that would come that night for dinner. Before that, we were again given a talk about the history and objectives of that place and given directions on how to do the work. At that moment they told us that they were grateful to have us because at the last minute 3 volunteers cancelled their presence. How good that we could be there to help!

The beneficiaries began to arrive, men, women, children... 99 people wanting a good dinner. When they arrived you could see on their faces a lot of seriousness and some sadness, but how nice it was to be able to see their smiles and their gratitude every time you put a plate in their place. In an orderly manner, we had to serve the first plate, remove it, serve the second, remove it and the same with the dessert. While we were serving, some people would talk to you and ask you questions. In a funny way, I can tell you that there was a man who suddenly stopped me and asked me a question: Tu veux être ma petite copine? (in French: would you like to be my girlfriend?) That question made me have other questions: - where did this Brazilian learn this phrase? - How did this man know that I speak French? and the most important one, - what am I supposed to answer that question? It's not the first time I've been asked, but the first in that way... I chose to smile and laugh with him, and at that moment he took my hand and kissed my left hand, a true gentleman. His smile, with hardly any teeth, and his good vibes are hard to forget.

One of the first things you need to know when you travel to Brazil, is that water is not drinkable, that you should always drink bottled or filtered water. During the meeting we were told that we could serve all the water at the will of the beneficiaries. Easy, if they asked you for water you served them, and if they gave you their bottle, you filled it up. They tell you that these people do not have easy access to drinking water, you retain the information, and you understand, it makes sense. But understanding something is very different from being able to perceive it. It was hard to see how thirsty all those people were. It was the first time I had seen people so thirsty. Every time I passed by with the water jug to fill my glasses, almost desperately, many people asked me for water. At that moment, not only did I understand the problem, I was able to feel it. That water, for some people was the only water they had taken all day, for others the only drinkable water in some days. That's when I understood that water was even more important than the food we served. So, for a while, I stopped going to get more dishes and started filling water jugs. I wasn't going to wait for them to ask me, I was going to take the initiative and ask them if they wanted more water. While I was doing this I realized that there were some people who wanted water but did not dare to ask for it. I don't know how many litres we all serve, but those litres have marked a before and after in my concept of water, understanding better its importance and provoking in me a special thanks for having drinking water every day and trying to have a more responsible consumption of it. While all this was happening, I saw a man arrive at that place, I looked at him carefully and I said to myself... it can't be... David is here! Since August I've been following him on the net, watching his movements and work. He's a dreamer, his work, his effort inspired me a lot. I love to see how people around the world want to fight for the same things I do, and above all, I love to see how they get it! I have to talk to him... in Spanish, English or even in Portuguese, it doesn't matter, but I had to tell him something. It is true that I could have taken the opportunity to tell him about my project, my idea, my dream... After all, he is someone with experience and many contacts... But no, all I wanted at that moment was just to thank him. Thank you for fighting, for working hard and making this a better world. Thank you for using food to transform lives.

I wish Gastromotiva a long life, may they not stop working and may food continue to transform our lives. Thank you for letting me be part of your family, even if it was only for one day!

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